En 2016 el mercado de los discos de vinilo alcanzó los mil millones de dólares. Algo que no sucedía desde los años 80, según el diario británico The Independent. Aún no disponemos de datos fiables acerca de cómo le ha ido a este mercado durante 2017, pero podemos intuir que, tal y como ha sucedido durante los últimos años, habrá crecido. Una vez más.
Hoy en día es habitual visitar un gran almacén y encontrar tanto personas jóvenes como de mediana edad y veteranos rebuscando en los expositores dedicados a los discos de vinilo con la esperanza de encontrar alguna pequeña joya. Algo que hace no mucho solo sucedía en las tiendas especializadas en vinilos que, afortunadamente, luchan contra viento y marea para sobrevivir en un mercado, el de la música, en el que lo digital ha conseguido poner en serios apuros a los soportes físicos. Tan solo el vinilo parece estar aguantando su embate.
En 2016 el mercado de los discos de vinilo alcanzó el volumen de ventas que tenía en los años 80
Pero los discos de 30,5 cm no siempre han gozado de la vitalidad que han recuperado en esta «segunda juventud». Su ocaso comenzó a mediados de los años 80, coincidiendo con el pleno asentamiento del CD en el mercado, y hasta finales de la década pasada no volvieron a dar muestras de recuperación.
Sin embargo, hay un reducto de aficionados que nunca dejaron de confiar en el vinilo. Ni siquiera durante la década de los 90, que fue cuando casi todo el mundo daba por muerto al formato: los melómanos y los audiófilos.
Los discos de vinilo, de la mano de la HiFi
Un melómano no tiene por qué ser audiófilo. Sin embargo, los audiófilos sí suelen ostentar esta doble condición. Y es que normalmente aquellos usuarios que solo se consideran melómanos adoran la música, y la disfrutan, pero sin necesidad de prestar una atención especial al equipo de reproducción.
Los audiófilos, en cambio, disfrutan la música, de ahí su condición de melómanos, pero tienen un gran interés en que la calidad de su equipo de reproducción sea lo más alta posible con el firme objetivo de conseguir que la música reproducida en él se asemeje lo máximo posible al acontecimiento musical en vivo. Algo que, inevitablemente, no es fácil conseguir.
Como veis, la diferencia entre unos y otros reside en el hecho de que unos prestan mucha atención al equipo de reproducción, mientras que a los otros solo les importa la música. Por supuesto, ambas aficiones son igualmente respetables porque al fin y al cabo son eso, aficiones. Y cada uno vive la suya como quiere. O como puede.
Los melómanos y los audiófilos han ejercido un papel esencial en la preservación del mercado del vinilo
En cualquier caso, como os anticipé unas líneas más arriba, los melómanos y los audiófilos tienen algo más en común: su amor por el vinilo. Obviamente, no se puede generalizar, y, por supuesto, hay tanto melómanos como audiófilos que prefieren la música digital, normalmente bajo la forma de contenidos con calidad de máster de estudio.
Pero tanto unos como otros suelen apreciar el vinilo no solo por la calidez de su sonido (dejamos para otros artículos el debate acerca de si suenan o no mejor que los formatos digitales), sino también por su belleza como objeto coleccionable y perdurable en el tiempo. Analizar la influencia del «postureo» en el renacimiento del vinilo escapa al objetivo de este artículo, aunque es posible que también se dé en cierta medida en algunos usuarios.
El declive de los discos de vinilo comenzó a mediados de los 80, con el afianzamiento del CD, y alcanzó su máximo apogeo a finales de los 90, con la llegada de la música digital comprimida a Internet.
Precisamente, la razón por la que los discos de vinilo nunca han llegado a desaparecer del todo, y lo que ha permitido que algunas tiendas especializadas en este formato y los fabricantes de giradiscos y cápsulas fonocaptoras hayan subsistido, ha sido la confianza incondicional en él de melómanos y audiófilos. Sin embargo, se está produciendo un hecho paradójico: el vinilo ha sobrevivido durante estas décadas gracias, en gran parte, a la alta fidelidad, pero esta afición está viviendo tiempos difíciles. Veamos qué tiene que decir la industria de la HiFi acerca de su estado de salud.
El vinilo, el mejor aliado de la HiFi según una parte de la industria
Soportar el paso de los años nutriéndose de una afición tan minoritaria como lo es la alta fidelidad no es nada fácil. Para lograrlo es imprescindible adaptarse, saber reinventarse cuando es necesario, e, incluso, ser capaz de prever por dónde irán los gustos de los aficionados a medio y largo plazo. Francisco Gutiérrez lo sabe bien. No en vano él es el artífice y máximo estratega de Lyric Audio Élite, una de las mayores empresas de importación y fabricación de productos de alta fidelidad en España, de ahí que su visión del mercado sea interesante para que entendamos cómo la industria de la HiFi se ve a sí misma, qué rol juegan Internet y las redes sociales en su modelo de negocio y a qué futuro aspira.
FUENTE: xataka.com