Joleah Lamb es una profesora asistente de ecología y biología evolutiva en la Facultad de Ciencias Biológicas Irvine de la Universidad de California que inició una ardua investigación sobre el cambio climático y su efecto sobre los arrecifes de coral hace más de 10 años.
Durante sus excursiones submarinas, logró recolectar una gran cantidad de información sobre estas formas de vida marina, siendo la mayor contribución de un reciente estudio publicado en la revista Nature Ecology and Evolution. En este, se revelan varios detalles que podrían ayudar a salvar los arrecies de coral en los océanos Índico y Pacífico.
54 por ciento de los corales afectados pueden ser salvados
Para esta investigación, se tomaron en cuenta más de 2,500 arrecifes en 44 países diferentes. Lamb y sus colegas nadaron bajo el agua durante aproximadamente seis horas cada día armados con cintas de medición especiales, papel y lápices impermeables, a fin de poder inspeccionar de manera minuciosa las poblaciones de corales. Lograron recolectar datos como el tamaño y el estado de salud de más de 300 especies únicas de corales.
Los investigadores prestaron especial atención a características como el blanqueamiento, ya identificadas como nocivas para la salud y la alimentación de los corales. El blanqueamiento indica que el agua está demasiado caliente, y cuando esto ocurre, los corales tienden a expulsar a las algas que al mismo tiempo les sirven de alimento.
Al no poder obtener energía, los corales se agotan y van perdiendo su coloración como signo de cansancio hasta volverse blanco. Este mismo proceso termina matándolos de hambre con el paso del tiempo.
Bien sabemos que el calentamiento global también ha afectado la temperatura de los océanos. Pero a pesar de sus efectos inminentes, los autores de esta investigación aclaran que la situación no es tan crítica y que aún es posible salvar a los arrecifes de coral.
Es necesario aplicar estrategias de protección
Joleah Lamb, bióloga que ha investigado el efecto del cambio climático sobre los arrecifes de coral desde hace más de una década. Foto: UCI.
En su informe, mencionan tres estrategias inmediatas a aplicar en los océanos Índico y Pacífico. Una de ellas es proteger del impacto humano a los arrecifes que se encuentran bien, los cuales representan alrededor del 17 por ciento de la población del estudio.
La segunda medida se remite a las poblaciones de corales que están dañadas pero tienen potencial para recuperarse, las cuales representan el 54 por ciento del estudio. Tristemente, el 28 por ciento de los estudiados ya no tienen oportunidad de recuperarse, por lo que la medida en este caso sugiere que las sociedades costeras donde se ubican dejen de depender de los corales destruidos.
A propósito de ello, Lamb destaca Estados Unidos, cuyo territorio alberga importantes cantidades de corales ubicadas principalmente en Hawai, Samoa Americana y Guam, que no se han eximido del impacto de la actividad humana.
“Hay muchos arrecifes en nuestros territorios, como Hawai, Samoa Americana y Guam. Todos enfrentan graves impactos por la pérdida de los arrecifes de coral, incluida la protección costera, los alimentos y los ingresos del turismo. E incluso si no se vive cerca de un arrecife, las emisiones de carbono contribuyen al cambio climático que perjudica a los corales en todo el mundo”.
Hemos hablado una infinidad de veces sobre el calentamiento global y su efecto sobre la temperatura de nuestro planeta. De hecho, julio de este año fue catalogado como el mes más caluroso a causa de un Fenómeno del Niño más acentuado que en oportunidades anteriores.
Si los humanos nos hemos sentido afectados, cuanto más otras formas de vida. De manera similar, hace poco informamos sobre una enorme floración de algas marinas que se encuentra asfixiando arrecifes de coral y otras especies marinas como resultado de la actividad humana.
“Como científicos, podemos tender a trabajar en dominios pequeños y volvernos microscópicos en lo que examinamos“, indicó Lamb. “Ya no podemos ser así. Debemos trabajar juntos en grandes soluciones globales que protejan nuestro mundo“
Es evidente que no necesitamos más razones para tomar acciones. Es momento de que tomemos acciones contundentes y a nivel global a partir de las cuales podamos proteger nuestro planeta y la vida dentro de él.
Referencia:
Social–environmental drivers inform strategic management of coral reefs in the Anthropocene. https://www.nature.com