Al parecer, los avances en cuanto a la ralentización del progreso de las enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson no impactarán de forma positiva a la incidencia de la enfermedad en la región latinoamericana, a juzgar por un reciente anuncio de parte del Consorcio Internacional en Demencia para América Latina y el Caribe (LAC-CD).
El organismo, compuesto por más de 200 investigadores de 15 países indicó que la incidencia de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, la demencia frontotemporal y el Parkinson se “cuadruplicará” en Argentina y Latinoamérica en las próximas décadas. A su vez, advirtió, de acuerdo a un artículo publicado por la agencia CTyS, que el sistema de salud, el sistema médico y el sistema terapéutico no están preparados para hacer frente a esta situación.
El doctor Agustín Ibáñez, director del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCYT) del CONICET y coordinador del LAC-CD, alertó que “es un problema que no se va a detener y, básicamente, lo que se espera es que se cuadruplique la prevalencia de la demencia en Latinoamérica para el año 2050”.
“América Latina y Argentina, junto con África, tienen los índices más altos del mundo de enfermedades neurodegenerativas y dicha prevalencia crecerá exponencialmente en las próximas décadas”, agregó el experto al citado medio, aunque no especificó cómo llegó a a esta estimación.
América Latina: deficiencias en la prevención
Con programas de prevención, se podrían reducir las proyecciones indicadas para Latinoamérica. Sin embargo, el investigador Ibáñez observó que “los gobiernos de la región no tienen conciencia, o no dimensionan el efecto que va a tener el incremento de la demencia, y no generan políticas públicas de largo plazo, con perspectiva a los próximos 10 o 15 años”.
Ibáñez detalló que “Argentina había llegado a esbozar un plan para demencia de la mano del PAMI, pero ya no está vigente; Costa Rica tiene un plan sin recursos; Cuba está haciendo buenos avances; y Chile es el único país de la región que recién está empezando un proyecto con los recursos requeridos”.
Recientemente, Ibáñez y el director científico Adolfo García del laboratorio de Psicología Experimental y neurociencias del INCYT recibieron una distinción de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por sus investigaciones para la detección temprana de enfermedades neurodegenerativas, particularmente en aquellas que provocan trastornos en la actividad motora.
“Los condicionamientos socioeconómicos y los determinantes sociales de la salud, como la desigualdad social, las carencias en educación, en alojamiento, en servicios de salud, en seguridad laboral, impactan notoriamente en la manifestación de la demencia”, aseveró Ibáñez, quien también se desempeña en el Instituto Global de Salud Cerebral (GBHI) de la Universidad de California, es investigador asociado del Centre of Excellence in Cognition (Australia) y de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile).
Países desarrollados, a la baja de la prevalencia
Sin políticas públicas de largo plazo, no es posible que se puedan revertir las proyecciones para Latinoamérica. En tanto, Ibáñez advirtió que el sistema de salud, el sistema médico y el sistema terapéutico no están preparados para hacer frente a esta situación.
La educación, el acceso a la vivienda, la buena alimentación, las actividades recreativas, la vida sana, el dormir bien, los vínculos sociales, son factores que reducen el desarrollo de la demencia. Por ese motivo, en los países desarrollados, está bajando la prevalencia.
En tanto, la proyección para Latinoamérica no es optimista. Al respecto, el doctor Ibáñez afirmó que “las estimaciones de la prevalencia a futuro se hacen a partir de los datos del presente y son bastante precisas”.
Actualmente, lo que se sabe sobre demencia en la actualidad proviene en un 99 por ciento de EEUU y de Europa. Por este motivo, la creación de un consorcio internacional compuesto por más de 200 investigadores de 15 países de América Latina y el Caribe es un puntapié para construir conocimiento de lo que sucede en la región.
En tanto, desde el Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias del INCYT, dirigido por el doctor Adolfo García, se han realizado avances para el diagnóstico temprano de enfermedades neurodegenerativas. “En consonancia con una hipótesis desarrollada por nuestro equipo, hemos encontrado evidencias de que el desempeño en tareas lingüísticas puede ofrecer marcadores sensibles para identificar, clasificar y aún predecir estas enfermedades de forma temprana”.
Específicamente, en el INCYT han descubierto que determinados verbos que describen acciones (por ejemplo: correr, saltar, aplaudir, caminar, golpear) se ven afectados de forma temprana y específica en pacientes con enfermedad de Parkinson y otros trastornos del movimiento.
“Se trata de una línea robusta que hemos consolidado, en colaboración con grupos de investigación de varios países, mediante la integración de diversos métodos neurocientíficos, psicológicos, genéticos e incluso con abordajes de inteligencia artificial”, precisó el doctor García, también profesor de Neurolingüística en la UNCuyo y miembro del consorcio internacional LAC-CD.
El doctor García destacó: “Gracias a diversas pruebas novedosas que hemos desarrollado en torno a dichas palabras, identificamos biomarcadores sutiles que permiten caracterizar e identificar pacientes con enfermedad de Parkinson, enfermedad de Huntington o la ataxia espino-cerebelosa, aun en etapas tempranas”.
Diagnósticos inexactos son perjudiciales
“La verdad es que, actualmente, la demencia se diagnostica muy mal o se diagnostica como demencia senil, pero es muy diferente tener una enfermedad de Parkinson, una ataxia, una demencia frontotemporal o una enfermad cuerpos de Lewis que un Alzheimer”, analizó Agustín Ibáñez. Y agregó: “Si bien estas enfermedades no tienen cura, su detección temprana es determinante para desarrollar programas de intervención que estén personalizados”.
En este sentido, García apuntó: “La integración de desarrollos y perspectivas en el marco del estudio del lenguaje, la memoria y la cognición social (fenómenos que estudiamos en nuestro grupo) redunda en aportes complementarios para potenciar el diagnóstico, pronóstico y monitoreo de estas patologías”.
Con dicho objetivo, el Consorcio Internacional LAC-CD buscará desarrollar un protocolo neurocognitivo para que pueda ser utilizado en las instituciones públicas de salud de los diversos países de Latinoamérica para ayudar a la detección, la caracterización y el tratamiento de estas enfermedades.
“Grupos de investigadores de Brasil, Chile, Perú, Colombia y México, nosotros desde Argentina, haremos un estudio muy grande que involucra a la Universidad de California, con el propósito de desarrollar esta plataforma para la investigación y para mejorar el diagnóstico”, destacó.
El proceso de neurodegeneración es inevitable, y las funciones cognitivas y motoras se deterioran con el tiempo. Sin embargo, científicos canadienses han descubierto que la actividad física y las buenas funciones motoras están asociadas con altas capacidades cognitivas en la vejez, independientemente de la presencia de enfermedades neurodegenerativas. Para ello, utilizaron datos obtenidos durante más de 20 años de actividad y los resultados de las pruebas cognitivas de 454 personas mayores, y también realizaron un análisis post mortem de su cerebro. El artículo fue publicado en la revista Neurology.
Fuente: nmas1.org